Cuando vamos a adquirir un producto para la piel podemos encontrar que aparecen en distintas presentaciones: crema, sérum, gel, aceite y loción. Es importante distinguir sus diferencias porque según nuestro tipo de piel puede ser más conveniente unas que otras. Elegir bien el producto y presentación adecuados puede evitar errores en el cuidado de tu piel y favorecer los efectos que estás buscando.
Cremas
Estos productos son una mezcla entre agua y aceite. Están diseñadas para personas con piel normal y seca que sufren sensación de tirantez. Normalmente tienen textura semisólida y son la mejor opción para proteger e hidratar pieles expuestas a ambientes secos o para utilizarlas en el invierno.
Son apropiadas en cualquier edad pero por su alta concentración de aceite, son ideales para pieles maduras, es decir, personas mayores de 60 años que con el tiempo hayan perdido la grasa natural de la piel.
Geles
Están hechos a base de agua, lo que les da una textura más ligera. Son recomendados para pieles grasas con tendencia al acné o en zonas pilosas como el cuero cabelludo. Por lo general, contiene sustancias hidratantes que son recibidas por la piel con mayor facilidad y no dejan brillo ni sensación grasosa. Aportan una textura suave y ligera que penetra inmediatamente y da matiz a la piel.
Se recomienda frotarlos bien y aplicarlos de manera homogénea. Pueden ser usados por personas de cualquier edad y la textura del gel y su sensación de frescura son más agradables en climas cálidos.
Sérums
Son sueros con textura ligera que permiten una fácil absorción. Son tolerados por cualquier tipo de piel y no dejan sensación grasa. Pueden ser aplicados dos veces al día sobre la piel totalmente limpia y como tratamiento complementario. Es muy recomendable usarlos en la noche para que los principios activos penetren en la piel y el producto tenga mejores resultados.
La mayoría se utiliza para tratamientos específicos como disminuir arrugas, eliminar las manchas, revitalizar o reafirmar. Los principios activos que se hayan elegido para el sérum están muy concentrados y sus resultados se notan enseguida. Para aplicarlos, hay que distribuir una gota del producto con ambas manos desde adentro hacia afuera, con movimientos ascendentes.
Lociones
Son ideales para zonas pilosas y pieles grasas. Hidratan sin causar brillo, tienen alto nivel de absorción y no alteran la piel con tendencia al acné. Muchas vienen como tónicos faciales para ser usados a diario después de la limpieza de la cara y antes de aplicar la crema hidratante. Este tipo de lociones refresca, hidrata y cierra los poros.
Para aplicarlas de forma correcta se recomienda esparcirlas con las manos ejerciendo presión con las palmas sobre la piel, sin frotar, simplemente apoyándolas con suavidad para que el producto penetre. Se debe tener cuidado con las que contienen alcohol porque pueden causar ardor en algunas partes del cuerpo.
Aceites
Se deben buscar productos que contengan aceites esenciales de las plantas y semillas porque son ligeros y tienen una absorción más rápida. Los aceites faciales son efectivos como productos antiedad porque protegen y regeneran las células. Sin embargo, no todos los aceites esenciales son apropiados para la piel porque pueden producir alergias y otros, como el aceite de naranja, pueden dejar manchas al tener contacto con el Sol. Los ideales son de oliva, almendras, jojoba, lavanda y caléndula.
Funcionan bien para las personas de piel seca que tienen dermatitis atópica. La recomendación es aplicar el aceite facial después de limpiar la cara, usar un tónico y luego aplicar la crema hidratante. Para la piel mixta, es mejor solo aplicarlos en miembros superiores, inferiores y tronco.